Jaime Alfonso Rosero: personaje con disciplina, coraje y lealtad a su clase

18 de diciembre 2023 9:00 por:

Nací en Tulcán el 16 de julio de 1954. Soy agricultor de origen, pero surgió en mi la ambición de ser chofer profesional a los 16 años cuando ingresé al Sindicato de Choferes del Carchi (1970 – 1972); me gradué como chofer profesional luego de dos años de estudios.

Una vez con mi licencia y como no podía conducir bien, empecé trabajando como ayudante de chofer de remolque con un primo que me llevó a Quito. Estuve un año transportando tubería para las petroleras desde Manta a Lago Agrio.

A la Amazonía eran 8 días de ida y 8 de regreso.

En Pifo se quedaba el remolque. En la curva la “S” era seguro que el carro patinaba y había que esperar que alguien nos remolque. Luego, avanzábamos al Reventador en donde se gastaba otro día o dos porque el camino era solo un chaquiñán y el pesado remolque se quedaba. Teníamos que esperar que una mula nos jale o alguna maquinaria de las que había por el camino. También hacíamos mingas para mejorar las vías todos los que íbamos en convoy.

Un año al servicio militar en 1975.

Decidí ir al cuartel para, con la libreta militar, poder sacar mi licencia. Fue una buena experiencia porque aprendí a respetar, disciplina, lealtad, amor a la patria. Recibí instrucción formal (cuadrarse, correr, marchar, etc.) y también materias como Cívica, Historia. Ese año en el cuartel fue tiempo bien ganado. Creo que los chicos actuales deberían recibir esta formación en valores y fortaleza de la voluntad.

Cuando regresé mi padre compró un Ford 600 de 1969, un camioncito a gasolina que cargaba 160 quintales en el cual aprendí a conducir bien. Ingresé a la Cooperativa Automotores del Norte como socio cuando tenía 21 años. Viajábamos con papa a Quito y también a la Costa de donde traíamos plátano y otras frutas. Estuve unos 5 años hasta 1981.

La vía a Santo Domingo

Era pésima y peligrosa, había derrumbes en la bajada de Tandapi y tocaba hacer transbordo. El paso era por turnos, cada 8 horas la Policía nos dejaba pasar en un sentido y otro de la vía. Hacíamos de Tulcán a Quito 10 horas y unas 5 a 6 de Quito a Santo Domingo. De Tulcán a Quito la carretera era angosta, llena de baches, curvas fuertes como las de Otón. El mal estado era pan diario y el camión iba muy pesado y a baja velocidad.

Mas tarde adquirí un remolque International modelo 1978, pero, vino la inundación de Babahoyo en 1982. Se fue el puente, no se pudo pasar por mucho tiempo y tuve que mantener el remolque parado en Tulcán. Lo compré en tres millones de sucres con 500 mil de entrada y con 60 cuotas de financiamiento. No alcancé a pagar debido a que lo tuve parado. Otros compañeros hicieron mulas a los cabezales para poder trabajar en Guayaquil en donde había trabajo transportando sal para la fábrica Crisal que solo requería camiones pequeños.

Al no poder pagar el cabezal me lo quitaron y perdí dinero. De los 500 mil me devolvieron 200 mil que los utilicé para comprar un bus urbano modelo 1972 Ford 600 con carrocería metálica Thomas. Costó 450 mil sucres, di los 200 mil de entrada y con pagos de 10 mil sucres mensuales. Con ese bus ingresé en 1983 a la Cooperativa Frontera Norte.

Transportando personas en la ciudad.

El servicio urbano era considerado como la última rueda del coche, pero para mi fue una tranquilidad ingresar a esta hermosa Cooperativa donde he trabajado 20 años conduciendo mi vehículo. No tenía ayudante y los dos sucres del pasaje los cobraba yo mismo.

Al fin pude poner chofer

En mi Cooperativa no se permitía contratar chofer, era obligatorio que los socios conduzcan su unidad. Pero, a mi me nombraban directivo bastante seguido y debía dejar parado mi bus lo cual representaba pérdidas. Valiéndome de ese hecho, propuse que a un compañero que se quedó sin su bus le pongamos como chofer de mi carro; aceptaron y él fue mi primer chofer. Desde ese entonces se acepta contratar choferes.

Recuerdos de la Fenatu.

Siempre me gustó la dirigencia porque me ha dado la oportunidad de conocer a muchas personas, delegados de distintas organizaciones, autoridades, a muchos compañeros de todas las provincias. Recuerdo a presidentes de la Federación como: Jaime Capelo a quien yo acompañaba a algunos lugares, luego don Hugo Peñafiel cuando era presidente Jamil Mahauad que retiró mil buses antiguos de Quito.

Semblanza de las alzas de pasaje

León Febres Cordero, cuando el país vivió el terremoto del Reventador en 1987, subió el precio de la gasolina. En el gobierno de Rodrigo Borja (1988-1992), también subió la gasolina y Sixto Durán Ballén (1992-1996) también la subió.

Nosotros pedimos alza del pasaje y como Rodrigo Borja se negó, hicimos un paro nacional fuertísimo. Acordamos guardar todos los buses urbanos. El presidente Borja ordenó al Ejército buscar y poner a trabajar los buses conducidos por militares. Usaron helicópteros para localizarlos y sacarlos a circular. Para que no los muevan, nosotros retiramos algunas piezas.

En Tulcán encontraron 10 buses, entre ellos el de mi hermano. El primer día los manejaron los militares y se llevaron a los patios del cuartel. Esos diez carros siguieron trabajando atareados cobrando 50 sucres el pasaje. Nosotros queríamos que nos alcen el pasaje a 90 sucres; pero Borja se mantuvo firme y no nos alzó.

Aguantamos 10 días de paralización. La autoridad dijo que quieren que los buses trabajen, entonces mi hermano se puso al volante de su bus y los otros 9 compañeros también continuaron trabajando cobrando dinero a diario, mientas nosotros nada. Estaban muy atareados recibiendo dinero más de lo pensado. Viendo esa situación, las esposas de unos compañeros nos animaron a salir a trabajar en lugar de perder a diario.

Así surgió el subsidio al pasaje.

Acudimos al Palacio de Gobierno para reunirnos con el Subsecretario de Gobierno Luis Félix López, quien nos alzó el pasaje a 90 sucres. Nosotros regresamos contentos a Tulcán, cuando por la noche en las noticias escuchamos a Rodrigo Borja que se negaba al alza de pasajes y nos convocó a una nueva reunión en el Palacio de Gobierno. Producto de esa reunión surgió por primera vez el subsidio de 200 mil sucres mensuales por cada bus urbano. Nosotros dudábamos que nos paguen. Si nos pagaron y cumplieron su oferta.

Ese subsidio continuó subiendo con los siguientes Presidentes a 400 mil, 700 mil y 1’350.000  sucres con Sixto Durán Ballén, pero nos quedó debiendo trece meses.

Luego ganó Abdalá Bucarán (agosto 1996 – febrero 1997) y entonces, Ricardo Onofre líder de los urbanos de Guayaquil habló con el Presidente y consiguió que nos pague todo el subsidio pendiente. Con Bucarán finalizó el subsidio porque hubo mucha corrupción por el tráfico de influencias de algunos dirigentes que cobraban comisiones altas o se quedaban con el subsidio cobrado luego de palanqueos. En otros casos, muchos buses ya viejos que no servían continuaban cobrando el subsidio sin trabajar.

Los cargos administrativos

En 1987 fui delegado de los urbanos a elegir al representante nuestro en el Consejo Nacional de Tránsito en Quito. Como delegado en mi ciudad cada 8 días debía ir a sesionaren el Consejo Provincial. En el período 1989 – 2016 fui Secretario de Cultura y Deportes, Secretario de Organización y Propaganda, y Vicesecretario del Sindicato de Tulcán. En mi Cooperativa Frontera Norte fui gerente y presidente por varias ocasiones. También soy socio y directivo de Velotax.

La Cooperativa Frontera Norte.

Nació en 1973. Nuestro lema es la superación. Los vehículos que teníamos eran Ford 600 a gasolina y luego les adaptamos motores Nissan a diésel. Hemos ido cambiando la flota a Hino.

Tenemos socios nuevos y varias cosas han cambiado. Por ejemplo, antes, yo les convocaba a reunirnos dentro de un bus, era suficiente. Acudíamos todos, se decidía pronto y sin problemas. Ahora no, hay más gente involucrada en el servicio pues tenemos choferes y por causa -a veces- de sus errores, tenemos que enfrentar y solucionar los socios, atender las quejas de los clientes y reclamos de la autoridad. Al chofer no le interesa la cooperativa, solo quiere hacer dinero, corretea o “aguanta”, se porta mal. Ese es un grave problema a nivel nacional. Cuando los propietarios manejábamos, cualquier queja la solucionábamos de inmediato. Los propietarios siempre tratábamos bien a los pasajeros.

Desde el 2014 las unidades tienen GPS que nos han ayudado mucho a controlar tiempos (el reloj marcador quedó obsoleto). Con la devolución del IVA, muchos compañeros mejoraron sus unidades, a la fecha tenemos un 90% de unidades mejoradas.

Por la puerta de emergencia.

Mi Ford 600 tenía la puerta de emergencia atrás. Yo ya no podía con los estudiantes que decían “atrás paga, atrás paga”. Un día estando en el Colegio Bolívar pensé: “ahora si les voy a cobrar a toditos”, porque se cobraba a la subida. Pero, resulta que solo cobré a 7 u 8, pese a que el bus estaba lleno. Más tarde me di cuenta que se habían subido la mayoría por la puerta de atrás sin pagar, y ahora ¿a quien cobro y a quien no?

Mensaje a los amigos del transporte

Nuestra misión es servir bien a nuestra ciudadanía porque vivimos del cliente, del pasajero. Antes creamos jerarquías de que primero es el presidente o gerente, etc. Ahora no, primero es el pasajero quien vale más que toda la estructura jerárquica. Hay que darle buen servicio porque un cliente bien tratado regresa trayendo más clientes; en cambio uno mal servido convence a los demás y nos quita clientes. Hay que respetar y cuidar especialmente a los niños y ancianos, y a toda la ciudadanía porque a ellos nos debemos.