Carlos Oswaldo Toro Jurado: su vocación ha sido servir al transporte

21 de junio 2023 11:43 por:

Nací en Pujilí el 28 de julio de 1951. Tuve el ejemplo de mi padre José Bernabé Toro, pionero en el transporte del cantón. De él heredé la vocación de servicio. A los 15 años, comencé a manejar.

Mi primer trabajo fue como segundero conduciendo un tanquero Mercedes Benz 1920. En 1970 transportaba combustible que se cargaba en la Libertad para llevarlo a Quito, Tulcán y otras ciudades. Las distancias eran grandes y los carros muy lentos. Yo había cumplido 20 años, aún no tenía la licencia.

De La Libertad a Tulcán hacíamos entre 30 y 35 horas sin parar. Íbamos máximo a 60 km/h y las cuestas subíamos super lentos porque los carros no tenían turbo.

El viaje a Lago Agrio, ida y vuelta duraba 12 días. Los vehículos no tenían litera para descansar, nos acomodábamos en el asiento de la derecha del conductor. Era un servicio duro e importante transportar combustible.

Nos alimentábamos en los comedores del camino. Viajábamos hacia el Oriente por el peor camino que tenía el país; había derrumbes, atascamientos, accidentes. Era tan estrecho que cuando se dañaba un carro los inconvenientes eran incontables.

Nunca llegamos a un hotel. Nos aseábamos en las cascadas camino al Oriente o en la de Alluriquín. En los ríos que cruzábamos, además de bañarnos lavabamos la ropa. Era una vida sacrificada más que de aventura.

Recuerdos familiares

Me gradué de chofer profesional en el Sindicato de Choferes de Cotopaxi en 1977. Salía de viaje con el tanquero el domingo en la tarde, y regresaba el sábado en la mañana; hacía mantenimiento al vehículo y descansaba por la tarde.

Mi esposa trabajaba lejos, pero cuando yo llegaba ella venía y pasábamos juntos unas horitas del sábado y la mañana del domingo. Si no era posible encontrarnos, le escribía en el espejo con lápiz labial: “llegué, gracias por la ropa” y me despedía con cariño. Ella compraba muchos lápices de labios, porque yo los acababa con mis mensajes.

Me case a los 21 años; ya son 50 años de mi matrimonio. Mi esposa Eva León Jácome fue maestra. Tenemos cinco hijos todos profesionales.

Entre 1977 a 1980 ganaba dos mil sucres mensuales, mis jefes eran de los que mejor pagaban, no alcanzaba para cubrir todos los gastos, pero tenía un trabajo que me gustaba.

Cuando dejé de transportar combustible, con mi esposa hicimos un crédito para adquirir un vehículo en la Coop. de Transporte 14 de Octubre. Ingresé como socio en 1977 con un Ford 350, carrocería de madera, motor 3.8, llantas 7,50×16. Tengo gratos recuerdos de la directiva. Permanecí 39 años en esta operadora. Me entregué 100% al trabajo.

Luego pasé a las busetas con carrocería metálica para 22 pasajeros, pero llevaba 24, acomodando dos en un asiento a la izquierda. Fui cambiando buses, entre ellos: Ford 75, Ford 76; Ford 80; Ford 81 y luego di el salto al Hino FG. Nunca he comprado un bus nuevo porque lo ganado no permitía un gasto fuerte. Pero, siempre adquirí vehículos buenos: un Nissan a diésel, un Ford con motor Detroit Diesel, un Mercedes Benz y con ese me retiré en 2015.

Varias dignidades locales y nacionales

Gracias a la confianza de mis compañeros fui presidente y gerente de la Cooperativa por muchos años. Siempre ayudé a los compañeros. Cuando eran detenidos hacíamos gestiones para que salgan; si tenían un accidente colaborábamos en todo. Representé a la Cooperativa en dignidades a nivel nacional, provincial y cantonal. Además, me desempeñé como gerente de la Unión de Cooperativas de Transporte de Cotopaxi; Vocal del Consejo Provincial de Tránsito, entre otros. He tenido satisfacción de haber llegado a sitiales gremiales, clasistas, cooperativistas y también de la ciudadanía.

En la Cooperativa todos éramos amigos de la misma tierra de Pujilí. Fuimos propietarios y conductores, no contratábamos choferes. La primera terminal que tuvimos en Quito fue en la 24 de Mayo, luego en Chimbacalle, después el Cumandá y ahora Quitumbe. En un comienzo teníamos frecuencias no reconocidas. Fue un gran triunfo cuando se logró legalizar a todas y poder trabajar tranquilos.

Compramos un terreno y construimos un edificio de dos pisos donde funcionan las oficinas y el salón para sesiones del directorio.

Recuerdos tristes y alegres.

En mi corazón llevo alegrías y tristezas. Recuerdo a compañeros que se han ido por algún percance; uno de ellos en el puente de Tambillo se accidentó y murió junto a ocho pasajeros.

Fueron mi alegría los viajes por turismo. Cierta vez estuvimos en Manta nadando y unos compañeros se agarraron a tomar y no querían irse. Decidimos dejarles, ellos se asustaron y nos siguieron en una camioneta, en pantaloneta, silbando y gritando para que nos detengamos. Todo fue gracioso.

Éramos maestros mecánicos

Si se dañaba el embrague, con habilidad seguíamos hasta la próxima ciudad, bajábamos la caja de cambios, cambiábamos el embrague, poníamos la caja en su sitio y seguíamos el viaje.

Cuando se dañaban las crucetas del árbol de levas la cambiábamos por una usadita en medio camino. Antes no se compraba el kit de repuestos como ahora, si una pieza se dañada, la arreglábamos.

El asiento a la izquierda del conductor, era la caja de herramientas. Allí se llevaba: cruceta, disco de embrague, rulimán de la rueda y más repuestos. También un juego completo de herramientas, palas y picos, grasa, el engrasador y ropa de mecánico.

El apoyo de pasajeros

Cuando rodábamos por Isinliví, más allá de Sigchos, nos enterrábamos en el lodo, había que limpiar el camino poniendo arena. Los pasajeros nos ayudaban con pala y pico para salir. Los oficiales eran muy trabajadores y ganaban por viaje. Hoy, algunos de ellos son propietarios de vehículos y choferes profesionales.

Pasajeros frecuentes y amigos

Los lunes viajaban estudiantes y trabajadores. Al salir pasábamos pitando y les recogíamos de sus casas, a las 02h00 ó 03h00. En Quito se quedaban en la 24 de Mayo. Habian 22 pasajeros que trabajaban en la construcción y les llevávamos hasta el Hotel Quito. Una señora iba siempre en el turno de las 08h30, llevaba chaguarmishqui, cuajada y capulíes.

Nosotros éramos los únicos que ingresábamos a Pacayacu, Guantoro y Sigchos, los pasajeros llevaban a vender los productos de su tierra; también recibíamos encomiendas, cartas, dinero y encargos; todo llegaba completo y sin novedad.

Un susto en la carretera 

Manejando cerca de Machachi por la Avanzada, veo una rueda que va saltando y a los cinco segundos el carro se viró. Era la rueda de mi vehículo, se habían roto los pernos de la rueda. No pasó a mayores, el carro se cayó de lado, porque iba despacio.

Responsabilidad ante todo.

Cuando se conduce no se puede cometer imprudencias porque acarrean tragedias. El bus transporta seres humanos y tras de ellos hay una familia que espera. Es primordial el respeto a las leyes, reglamentos de tránsito y honradez en el desempeño en todos los ámbitos.

Recuerdos de la Historia.

Deseo dejar sentado mi agradecimiento al Dr. José María Velasco Ibarra cinco veces Presidente el Ecuador. En el año 1937, declaró el 24 de junio como el Día del Chofer Ecuatoriano en reconocimiento a nuestra sacrificada labor.

En 1982, siendo presidente el Dr. Oswaldo Hurtado presentó un proyecto de ley que permitió la afiliación voluntaria al IESS. Cuando fui Secretario General del Sindicato, usamos esta autorización para afiliar al less a 120 compañeros que hoy disfrutan de su jubilación.

Mensaje sentido y cordial

Agradezco a la Sra. Maritza Guevara de RBV, por darnos la oportunidad de expresarnos a quienes ya hemos salido del transporte. También poder decirles a los compañeros, que siempre dignifiquen su profesión de Chofer Profesional, realizando con orgullo su labor