24 de octubre 2024 5:56 por: Maritza Guevara
BV 167 Octubre-Noviembre 2024 • Quito
El principio fundamental de cualquier negocio de transporte, financiero, comercial, educativo, etc. es tener una buena educación financiera; entender lo que son las finanzas que pueden ser básicas, intermedias o profesionales. Aquí realizamos un análisis de la responsabilidad de directivos del transporte y para ello entrevistamos al Eco. Manuel A. Malo sobre este tema.
Lamentablemente, en la mayoría de los ecuatorianos hay un desconocimiento absoluto de finanzas básicas. No saben administrar los costos y desconocen el equilibrio del costeo.
Un ejemplo es la adquisición de una unidad cuyo valor está sujeto al costo del dinero. El dinero tiene costos elevados por las tasas de interés que están reguladas y son altas, no solo porque los bancos cobran tasas altas, sino porque la economía en su conjunto empuja a esas tasas.
Una significativa responsabilidad de los directivos del transporte es que es necesario estar conscientes de que hay un riesgo país elevado, debido -entre otros- a la inseguridad jurídica de Ecuador que limita la falta de inversión, en especial la extranjera, y que nos afecta indirectamente porque hace que el costo del dinero se encarezca y limite el financiamiento local.
Un gasto importante son los salarios, que al estar dolarizados se tornan altos en el contexto regional. Sin embargo, esta variable no es sujeto de cambio y está atada a una baja productividad laboral que depende de un arcaico Código del Trabajo, tal vez uno de las más rígidos del continente.
Algunos choferes son afiliados y otros no tienen prestaciones. Esto es un costo que también afecta a la cadena productiva, y que debe ser observado por los empresarios, caso contrario entrarían en un delito de precarización laboral.
Se dirá que el pasaje es muy bajo; efectivamente lo es, pero en el país que está tan pobre los usuarios del transporte en su mayoría no tienen acceso ni siquiera a un salario básico. Todo debe analizarse en el conjunto de los costos.
A todo esto, hay que añadir los costos recurrentes como mantenimiento, combustible, tasas, servicios, etc.
Todo lo anterior repercute en los costos del negocio del transporte. Es necesario tomar en cuenta que es una cadena de involucrados y que entre todos debemos buscar una solución común. Lamentablemente, muchos solo piensan en el costo individual y no colectivo olvidando que es un proceso que requiere solidaridad y una mínima educación financiera.
Hay una enorme confusión entre costo y precio. COSTO es lo que cuesta producir y PRECIO es lo que paga el cliente. |
Dentro de la responsabilidad de los directivos del transporte frente a sus dirigidos, creo que lo primero por hacer es acercarse a los gremios productivos. Conversar con las cámaras de la producción y hacer un frente común contra las políticas gubernamentales y excesivas de subsidios. Negociar impuestos y pedir más transparencia en las políticas arancelarias.
Previamente, deben comprender el movimiento económico del país. Los transportistas dan trabajo a choferes, controladores, mecánicos y a través de su crédito dan trabajo -inclusive- a la misma compañía que le dio el crédito.
Otra responsabilidad de los directivos del transporte es recordar a sus compañeros que los transportistas son empresarios y como tales deben actuar y venderse, pues son grandes generadores de empleo y riqueza. Además deben buscar asesores financieros que los guíen para enmarcarse en un mundo de mayor formalidad. Deben dejar de pensar como hace 40 o 50 años y dejar de vender esa imagen de pobreza.
Por otro lado, las tecnologías avanzan y muchos ni se enteran de esos cambios. No es solo un tema de energías limpias, también son temas de telemática. Necesitan actualizarse para estar al tanto de lo que sucede en el mundo, sobretodo regional para negociar de igual a igual.
Por esa desinformación, la responsabilidad de los directivos del transporte está en evitar ser utilizados por grupos de presión con pretextos como subsidios, pobreza, y por otro lado, exigencias inalcanzables económicamente de tecnologías que están en ebullición, pero que no logran consolidarse en el mundo real, como la tecnología 100% eléctrica. El resultado es que son los primeros perjudicados cuando surgen problemas.