Falta de usuarios en terminales resiente la economía.

20 de octubre 2020 10:00 por:

Las actividades en las terminales terrestres se retomaron desde el 15 de junio pasado;  pero, hay poca afluencia de interesados en realizar un viaje interprovincial o intracantonal. 

En la terminal de Carcelén al norte de Quito, los sitios asignados para los viajeros ya no lucen como antes: atiborrados de personas corriendo de un lado a otro para comprar pasajes en las boleterías o alguna que otra golosina en los pequeños kioscos para saborear durante el viaje. Los efectos del Covid-19 aún ahuyentan a los usuarios, y aunque haya necesidad de viajar, el miedo al contagio es mayor. Este efecto pesa mucho sobre la economía de los conductores y sus ayudantes.

“La situación todavía está difícil, no hay muchos pasajeros pero hay que seguir  luchando y trabajando”,  dice Marco Vinueza, ayudante de un bus interprovincial que lleva pocos pasajeros hacia Ibarra.  

En las actuales circunstancias de crisis económica, para Marco el tiempo es “oro” y no le queda mucho para dar una entrevista a BUEN VIAJE.  Solo logra decir que todos los días tienen que hacer un doble esfuerzo para que lo que ganan en pasajes u otros servicios apenas les alcance para costear el combustible, el alimento y adquirir los implementos de bioseguridad para evitar contagios y mantener la unidad impecable y libre del virus.

En otro extremo de la terminal una pareja de jóvenes esposos colombianos junto a su pequeña hija intentan tomar un bus para hacer transbordo en algún punto del país, y de allí tomar otro autobús para viajar a su país. “En el Ecuador la vida está carísima, nos regresamos a Colombia”, dice la joven madre quien prefiere no identificarse.

Antes de tomar el transporte, el esposo se asegura que su familia esté protegida para evitar un contagio. Él revisa con cuidado el bus y cuando está seguro que hay condiciones sanitarias se sientan en una de las primeras filas, y esperan que el conductor cierre la puerta para emprender el viaje.