18 de diciembre 2023 9:00 por: Redacción Buen Viaje
BV 162 diciembre-enero 2024 • Quito
Edgar Nate conduce un pequeño camión. Trabaja en la ruta Quito – Guayaquil. Lleva paquetería, encomiendas y regresa con artículos importados llegados al Puerto Principal. Decidió darse la oportunidad de ser conductor, hace siete años, para tener mejores ingresos y progresar. Le gusta su oficio porque, además de tener un trabajo estable, conoce todo el país.
Reconoce que es un trabajo arriesgado, pero no más peligroso que cualquier otro. “Sólo hay que saber cuidarse. Todo trabajo tiene ventajas y desventajas, pero en el caso de ser conductor las ventajas superan a las desventajas”. El llegar a distintos lugares, encontrarse con compañeros en las vías y probar la riquísima gastronomía ecuatoriana no tiene precio. En cuanto a las dificultades, hace mención al tristemente famoso bypass de Quevedo. Sin embargo, nos cuenta que se organizan para cruzar en caravana.
Su primer logro personal fue convertirse en conductor. Desde muchacho fue ayudante de los choferes de camiones. Se animó y decidió estudiar para obtener la licencia de chofer profesional. “Una de las grandes satisfacciones de ser conductor es saber que gracias a nosotros llegan los productos tanto a las grandes ciudades como a sitios alejados”.
El principal requisito para ser transportista es que le guste.“Es un trabajo duro con malas noches y a veces mucho estrés. Se requiere buena madera para seguir porque, pese a las dificultades, las satisfacciones son mayores”.
Este soltero de 32 años tiene otro reto: tener su camión y ser su propio jefe. Para lograrlo está ahorrando y ha decidido cumplirlo en no más de tres años. Asegura no tener un amor en cada puerto, le encanta viajar pero se cuida de no “perderse en cada curva de las hermosas” que hay en Ecuador.