22 de febrero 2021 9:00 por: Redacción Buen Viaje
BV 145 – Febrero/Marzo 2021 • Guayaquil
OPINION DESDE GUAYAQUIL DEL ING. ROLAND DÍAZ.
Luego de la marcha del transporte que se dio en diciembre del 2020 promovida desde Guayaquil, se activó el actual Ministro de Transporte pues no podía permitir que se levanten olas que causen inconvenientes a sus últimos meses de gestión. Tampoco deseaba que se malogre el proceso de cobro anticipado de peajes y el aumento paulatino del precio de los combustibles, condición “sine qua non” para la llegada de un desembolso del FMI, que serviría para pago de la nómina burocrática de diciembre.
Paralelamente, se activó la vieja dirigencia nacional del transporste que no podía, bajo ningún aspecto, permitir que una nueva visión dirigencial vaya sacando la cabeza. Además, en época de elecciones, había que hacer pirueta y media para llamar la atención, por si acaso caiga alguna pega política. Aceptaron de las autoridades resoluciones “tipo yoyo” que las promocionaron como logros, irrespetando así la inteligencia del sector del transporte.
En una relación muy íntima estas dos veredas que deberían estar paralelas para conservar un balance de poder, se unieron en pos del “statu quo”, y en verdad que lo lograron. Mal estructuraron unas pseudo mesas técnicas que no han significado nada y, finalmente, no ha sucedido nada, pues los puntos de emisión siguen vigentes, el combustible sigue subiendo, la venta de camiones está garantizada porque la modalidad continúa abierta, y las navieras, puertos y patios ya forman un oligopolio que absorbe progresivamente a las operadoras de transporte portuario. Mientras tanto, nosotros no podemos trasladar el incremento de esos costos pese a estar clasificados como transporte comercial, pues el mercado está distorsionado y prostituido.
En fin, se narcotizó todo el ímpetu de cambio generado desde el Litoral con la complicidad de dirigentes locales que son funcionales yque han reptado hasta poner este proceso de mesas técnicas en manos de la dirigencia nacional tradicional. Como resultado, hoy son identificados una vez más como “malinches del transporte portuario”. Son usados y estimulados en cocteles y agasajos, en donde hacen de tontos útiles, se desesperan por hablar frente a una cámara para repetir lo que escuchan o emitir conceptos vacíos y absurdos de sus propias cosechas con los que pretenden sorprender a los ingenuos.
– ¿Cuánto tiempo deberá pasar para que se den cuenta del rol que les están haciendo interpretar?
– ¿No se dan cuenta que son un estorbo para el desarrollo y progreso de la actividad?
– ¿No se dan cuenta que el problema portuario no se resuelve con bendiciones sino con enérgicas e inteligentes decisiones?
Al interior de los gremios locales del transporte también hay que hacer el esfuerzo y compromiso para estructurar una contraparte internan que genere una dialéctica que derive en desarrollo. Acudir y pariticipar en las convocatorias gremiales para que en las instituciones provinciales no se tomen decisiones entre gallos y media noche. Impedir que un grupito de amigos acuñen iniciativas y decisiones para las que no están capacitados.
Mientras esto no suceda, más temprano que tarde terminaremos siendo totalmente absorbidos por los peces grandes que llegaron de ultramar.