21 de diciembre 2020 9:00 por: María Mogollón
BV 144- Diciembre/Enero 2021 • Quito
La COVID-19 impactó en diferente grado a gran parte -por no decir todo- el sistema empresarial, sin importar su tamaño. Quienes están vinculados a la dirección empresarial, pequeña o grande, se han visto obligados a cambiar su modo de trabajar.
Toda crisis es una oportunidad y los negocios han readaptado su actividad para solucionar las necesidades del momento. Así, se ha demostrado la capacidad creativa y de adaptación de los empresarios y emprendedores ecuatorianos.
La crisis ha puesto en evidencia el valor de la ética empresarial. Si bien muchas empresas demostraron su compromiso con el Ecuador y su gente, no faltaron aquellas que aprovecharon la oportunidad para liquidar trabajadores con una carencia total de solidaridad y responsabilidad.
En este sentido, además de los cambios generados al interior de las empresas como consecuencia de la crisis, es urgente pensar en una nueva ética en las empresas. Los empresarios debe asumir nuevos desafíos para la construcción de un entorno más social e igualitario. Si el sector empresarial ecuatoriano no se transforma, el Ecuador continuará siendo uno de los países más inequitativos de nuestra Región.
En este sentido consideramos que esta es una oportunidad única para considerar aspectos
como:
1. Los empresarios deberán enfrentarse la “nueva normalidad” con estrategias que protejan el empleo y busquen la unión de sus trabajadores hacia una respuesta colectiva consecuente con sus valores.
2. Es el momento para que los empresarios aceleren sus esfuerzos en la consecución de un entorno en el que nadie quede atrás y se reconozca y valore el aporte de cada actor.
3. Es fundamental un liderazgo ético que brinde credibilidad y respeto para el líder, su organización y clientes. Los modelos de gestión deberían ser más participativos donde sus líderes impulsen cambios culturales enfocados hacia la sostenibilidad.
4. En este momento donde el significado y la relación con el trabajo ha cambiado, es imprescindible apostar por los trabajadores como el grupo de interés más importante. Apostar por nuevas competencias y formación ayudará a la adaptación a nuevos escenarios y fortalecerá el sentido de pertenencia.