15 de junio 2020 9:00 por: María Mogollón
Edición 141 - Junio 2020 • Quito
Hoy los árboles y todas las plantas están de fiesta. Mientras debido a la pandemia los humanos hemos detenido nuestra frenética vida diaria llena de ruidos y contaminación y hasta nos cubrimos nariz y boca con protectores, usamos lentes aunque no necesitemos y los guantes son infaltables. Lo peor es cuando nos encontramos con una querida amistad, no podemos damos un abrazo y conservamos una distancia insoportable.
Mientras tanto, las flores han brotado hasta de las plantas más pequeña. Observen ustedes como los geranios, alelíes, rosas, claveles e inclusive los tréboles nos ofrecen colores de la más variada tonalidad. Y los árboles está nítidos libres de la pesada carga del humo que se deposita en sus hojas emitido de los escapes de los carros. El panorama se completa cuando cae un aguacero que deja sus hojas más brillantes, más verdes, más hermosas
¿Y que me dicen los pájaros? Hay que recordar que Ecuador es el país que más especies de aves posee tomando en cuenta su pequeño territorio. A ellos también los he visto tranquilos, picoteando en las veredas sin el temor de que venga un bus y los tizne de humo o los atropelle o hiera. En el silencio que ahora vivimos, se puede escuchar el canto de las aves de manera nítida. Ya no necesitamos despertador cada mañana, pues la aves que han vuelto a los árboles se encargan de darnos sus serenatas. Con decirles que tuve la suerte de ver una familia de colibríes planeando felices en el parque cercano a mi casa.
Las vías del país lucen impecables, las montañas están llenas de luz y colores con matices no antes vistos, a tal punto que hasta el peor fotógrafo con solo un celular puede lograr paisajes preciosos y nítidos en cualquier momento del día.
Por eso insisto: ¡la naturaleza está de fiesta!