21 de octubre 2020 4:51 por: Maritza Guevara
Ambato • BV 143 - Octubre/Noviembre 2020
Frustrados, desesperados, sin ánimo, con deudas y hasta con fallecidos porCovid-19, así es como se encuentran todos los empresarios carroceros con quienes Revista BUEN VIAJE conversó durante una semana de septiembre.
Luego de más seis meses desde que se declaró la emergencia nacional, todas las industrias están sin trabajo, no tienen clientes y muy pocos están realizando arreglos pequeños temporales solo para sobrevivir con los gastos de alimentación y, en el mejor de los casos, pagar a algún empleado que se ha quedado colaborando.
Dependen de los transportistas.
Afirman que la única forma de reactivarse es que el transporte tenga trabajo. Por hoy, sus clientes en todas las especialidades no pueden pagar sus deudas porque no tienen ingresos adecuados y, consecuentemente, los carroceros tampoco pueden cobrar ni pagar a sus proveedores o al sistema financiero. “Mientras ellos no se reactiven y la gente vuelva a subirse a los buses, no habrá ingresos”, razona un entrevistado. “Algunos transportistas que tienen otros negocios, nos están abonando poco a poco para así salir adelante, pero la mayoría no puede pagar”.
Hay muchos colegas carroceros que están vendiendo sus propiedades para cubrir gastos al SRI, Impuesto a la Renta, Iess, están con juicios de coactiva y tienen que pagar liquidaciones.
El personal ha sido liquidado.
Endeudándose con los bancos desvincularon al personal. En este sector la utilización de mano de obra es intensa, capacitada y especializada para tener un producto de calidad. “No es fácil despedir a un empleado calificado para que me espere y vuelva cuando lo llame. Si se le envía a casa, conseguirá cualquier trabajo y cuando le pida que regrese, ya no querrá volver. Entonces, la empresa habrá perdido dinero con ese empleado”.
Por ello, han intercalado con descanso a pocos trabajadores sin remuneración para no despedirlos y llamarlos cuando haya trabajo. “El drama de los ex empleados es fuerte, están viviendo de su liquidación. Cada momento llaman averiguando si ya hay trabajo, pero hay muy pocas reparaciones”.
Continúan cerradas sus industrias.
Cuando reabrieron lo hicieron a medias, con casi nada de personal, con pocas horas de trabajo y solo para finalizar algunas obras que quedaron inconclusas. No tienen órdenes de carrocerías nuevas. Cuando hay suerte, alguien va a pedir algún arreglo menor. Para utilizar el tiempo en algo se han dedicado a dar mantenimiento a las herramientas, limpieza, arreglos del taller, para así dar trabajo a los poquísimos obreros que quedaron. Con el paso del tiempo sin movimiento, muchos están pensando que tendrán que volver cerrar hasta el nuevo año.
“Trabajamos con los GAD y otras instituciones que requieren clínicas móviles, ambulancias, furgones, etc. pero, no tienen dinero para pagar y nosotros tampoco podemos prestarles”, señala otro entrevistado.
Los clientes que ordenaron fabricación de unidades antes de la pandemia, han tenido que deshacer el negocio y, otras ventas que estaban en proceso no culminaron. Muchos carroceros elaboraron buses nuevos sobre chasis de casas comerciales y se han quedadoestacionados en los patios de ventas esperando algún cliente que no llega.
Fotografías tomadas de página Facebook de IMCE y VARMA.