22 de febrero 2021 9:00 por: Elvis Merino
BV 145 – Febrero/Marzo 2021 • Loja
El domingo 9 de enero de 2000, hace 21 años, el entonces presidente del Ecuador, Jamil Mahuad, tomó una dramática y radical medida dolarizando la economía. Esto significó abandonar el sucre, luego de la peor crisis financiera que haya enfrentado el país. El año anterior, 1999, ocurrió el feriado bancario a inicios del año y a partir de ese momento, la economía empezó a moverse entre el incierto sucre y el dólar calculado a USD 25.000. Fue una época en la cual nadie podía planificar ni a corto y a largo plazos. Todos los días en los periódicos se publicaban las largas listas de las empresas que se declaraban en quiebra.
Tras dos décadas de esta impopular pero necesaria medida, Óscar Muñoz Apolo, vinculado con el sector del transporte, comercio y actual secretario general del Sindicato de Choferes de Loja, expresa su criterio sobre la importancia que ha significado para la economía del país tener una moneda fuerte como el dólar.
Inflación con el sucre.
Muñoz recuerda que en esa éoica era presidente de la Cámara de Comercio y fue testigo de cómo el Ecuador venía en una espiral inflacionaria terrible. “El dólar en el día tenía variaciones de hasta 3 veces, pues de 5.000 sucres subía su valor increíblemente hasta 19.000 sucres. Hubo una inflación sin precedentes, inclusive mucha gente se dedicó a la compra y venta de dólares en las calles porque era un negocio muy rentable”, resalta.
Dice que muchos negocios de venta de llantas, repuestos e insumos para el transporte “pusieron” precios en dólares y no en sucres, la moneda oficial de aquel tiempo. Se vivía una economía de zozobra. Si se quería adquirir un vehículo, la negociación tenía que concluirse el mismo día porque al siguiente ya tenía otro precio, una situación insostenible.
Decisión acertada.
“El cambio de moneda si bien fue una medida dolorosa para los ecuatorianos, el tiempo nos ha dado la razón. Fue la mejor decisión de ese momento, porque la economía se estabilizó y, lo más importante, ahora tenemos una moneda que nos permite a lo largo del tiempo hacer inversiones seguras y duraderas”, reflexiona.
Reitera que, a pesar del costo político y de las pérdidas que implicó en su momento. “Hoy en día los ecuatorianos defienden la dolarización a capa y espada. La gente no quiere saber nada de salirse de la dolarización. Cualquier intento de volver a una moneda propia sería rechazado mayoritariamente por la sociedad”.
En el sector del transporte al cual se pertenece Muñoz, anota que el dólar les ha permitido a lo largo del tiempo tener planes de trabajo ejecutables, inversiones para el cambio periódico de unidades modernizando el parque automotor y establecer tarifas duraderas, entre otras acciones.
De manera global, dice, que a lo largo de estos 21 años la dolarización tiene un balance altamente positivo en todos los sectores del quehacer humano llámese transporte, comercio, turismo, agricultura, porque ha generado estabilidad y confianza, lo cual ha permitido el progreso del país.
Hace una reflexión, dice que el dólar por ninguna circunstancia debe desaparecer y retornar el sucre al que califica, como muchos, un pasado de triste recordación, porque al no haber estabilidad se originaba una grave crisis económica debido a las devaluaciones constantes que, sin duda, arruinaron la economía del país. Aunque reconoce que el problema, en su momento, no fue la moneda sino la corrupción con que se han manejado los gobiernos centrales.
Especulación de intereses.
“Si bien el dólar es una moneda que no genera especulación, sí hemos sufrido y somos víctimas de la especulación bancaria. ¿Cómo puede ser que tengamos en las cooperativas de ahorro y crédito intereses que superan el 20 y 22 % y en los bancos 16 y 17 %, qué negocio lícito, qué negocio esforzado de un conductor profesional puede dar para pagar esos intereses?”, se pregunta Muñoz.
Agrega que este es uno de los problemas que ha tenido la dolarización. En otros países con esta moneda los intereses no superan el 3 y 4 %. Aquí se distorsionó desde un principio el tema crediticio, porque se le permitió a la banca abusar y lo sigue haciendo. Por eso, en esta pandemia las pocas empresas entre otras que han tenido éxito son los bancos, el interés debería ser máximo de un dígito; es decir del 9 % hacia abajo”, concluye.
Poder adquisitivo del dólar.
Por su parte, Jaime Silva, transportista y actual presidente de Cooperativa Loja, señala que la dolarización se debe mantener, sostener y respaldar. Ha permitido al sector del transporte y sobre todo a los que menos tienen, por lo menos conservar su poder adquisitivo. “Cambiarnos de moneda sería imposible, confiamos en el dólar porque nos ha dado estabilidad y tenemos que seguir adelante”, acota.