Jorge Baños logró la movilización masiva urbana por 1era. vez

19 de agosto 2020 6:40 por:

Con plena lucidez mental a sus 91 años, Jorge Humberto Baños Yánez, un conductor jubilado de la Cooperativa de Transporte Urbano Fluminense,  nos narra con detalle su vida y cómo se involucró en el ámbito de la movilización de personas por las calles de la capital de la provincia de Los Ríos.

Oriundo de San Miguel de la provincia de Bolívar, nació el 9 de Noviembre de 1928 y emigró a Babahoyo donde se afincó, y a los 10 años de edad trabajó como auxiliar de enfermería en el Hospital Martín Icaza. Luego en 1945, gracias a la amistad con un cabo Ángel Rivadeneira Quirola, a los 14 años edad, ingresó a las filas de la Policía Nacional, pese a que ese entonces solo ingresaban varones mayores de edad. En esta institución prestó sus servicios durante 25 años.

Se casó con Elba Riera de Mora (+) con quien procreó 10 hijos: 5 mujeres y 5 varones, quienes son choferes, pero actualmente no ejercen, porque gracias al esfuerzo en el volante y a sus logros académicos individuales, actualmente tienen títulos profesionales en diferentes especialidades.

Una vez jubilado en la entidad policial y sin saber a qué dedicarse, su hermano, Vicente Baños le enseña a conducir en uno de los 3 vehículos tipo camioncito que en 1966 compró a un señor popularmente conocido como “Pata de Lata”, estas unidades fueron las que, con permiso provisional de las autoridades, empezaron a brindar el servicio de transporte urbano a los babahoyenses.

Primera ruta urbana

El estacionamiento de los buses era en el sector El Cafetal.  Se salía desde la calle Roldós por el cementerio de Babahoyo; seguía el recorrido por la avenida 5 de Junio, se llegaba hasta la Isaías Chopitea, se continuaba por la avenida 6 de Octubre, calle Juan Montalvo, Malecón 9 de Octubre, General Barona hasta retornar al punto de partida.

En 1966 condujo el primer bus de la ciudad de Babahoyo.

Su primer vehículo

Rememora que luego de su retiro de las filas policiales, de su liquidación de 32 mil sucres tomó 20 mil para la adquisición de su primer bus a un precio de 110 mil sucres y por el que debía pagar mensualidades de 800 sucres. Este bus se sumó a los tres vehículos ya existentes y se constituyó en la cuarta unidad que circulaba por la pequeña ciudad.

Datos de la época

En aquellos tiempos (por 1967) solo la calle del Malecón era pavimentada y las demás calles por las que circulaban las unidades de transporte eran lastradas. Además, la gente de manera individual o con sus cargas, tenía por costumbre movilizarse en carretas tiradas por burros. Con el paso de los años, las nuevas administraciones municipales pavimentaron otras arterias vehiculares y la circulación de los buses mejoró.

Los buses eran a gasolina; además, cruzaban el río Babahoyo sobre plataformas de madera de balsa para luego dirigirse hacia las parroquias: Pimocha o San Juan, donde ofrecían los servicios y cuando las unidades se dañaban, para la adquisición de los repuestos se debía viajar a Guayaquil.

Anécdotas

El señor Baños nos narra que en sus inicios, transportar personas no era rentable debido a los escasos usuarios y al costo del pasaje que era de 20 centavos de sucre (unidad monetaria de ese entonces). Entonces, idearon una campaña publicitaria consistente en ofrecer de manera gratuita el servicio de transporte urbano los sábados y domingos para que las personas se acostumbren a utilizarlo hasta que con el pasar del tiempo lo lograron.

Con una sonrisa de comprensión dice no olvidar una ocasión cuando el encanto femenino de una dama influyó determinantemente en la sentencia de un juez, quien lo declaró culpable pese a ser inocente, mientras que la otra parte causante del accidente de tránsito quedó libre de culpa. Esta situación fue el motivo por el cual anduvo prófugo de la justicia un tiempo significativo.

Además, pese a retirarse con el grado de sargento segundo, siempre era perseguido por policías de menor rango, debido a que no contaba con una licencia profesional de conducir.

Se profesionaliza

En 1967 para evitarse problemas con los uniformados, luego de una preparación de dos años en el Sindicato de Choferes de Los Ríos, obtuvo la licencia de conducir tipo E. Afirma que el documento con el ascenso de la categoría se obtenía cada 4 años, no como hoy las escuelas de conducción lo entregan en solo seis meses.

 “Mi hermano me involucró con la clase del volante. Me convertí en chofer sin gustarme ser chofer, porque solo se ganaba 5 sucres diarios; pero, luego le tomé amor y gracias a esta profesión he mantenido mi hogar. Y he educado a mis hijos hasta que se han convertido en profesionales”, reitera Baños.

Su vinculación con los gremios

Obtener la licencia tipo E le permitió no solo conducir legalmente, sino conocer a otros choferes, agruparlos e incrementar el número de buses de 4 a 11 unidades que se requerían para gestionar la creación y legalización de una empresa de transportes, hasta que el 27 de octubre de 1972, primero en calidad presidente encargado y luego como titular, gestionó que la Cooperativa de Transporte Urbano Fluminense adquiera su vida jurídica, convirtiéndose en la primera en su género. Su liderazgo en la transportación local le abrió puertas en la Confederación Nacional de Transportistas del Ecuador a cuyos eventos fue invitado varias veces.

Con la experiencia que lleva consigo sugiere a sus colegas fluminenses conducir siempre con mucha responsabilidad, porque los buses urbanos no trasladan bultos inertes, sino vidas humanas.