15 de junio 2020 9:00 por: Janeth Cruz
Edición 141 - Junio 2020 • Quito
La sede del Comité de Empresa que agrupa a 201 trabajadores está localizada en el complejo de la Estación de Chimbacalle, al sur de Quito. Allí también se ubica la sede de la Hermandad Ferroviaria integrada por extrabajadores y jubilados de esta empresa que se extinguirá por Decreto Ejecutivo. Se cerrará con un déficit de más de 30 millones de dólares generados entre 2016 y los primeros meses de 2020.
La empresa pública Ferrocarriles del Ecuador nació en abril de 2010, con el objetivo de administrar la infraestructura ferroviaria del país y establecer un servicio de transporte de pasajeros en tren. Esta idea fue impulsada por el expresidente Rafael Correa con el fin de revivir el proyecto del general Eloy Alfaro “El Viejo Luchador”.
Su obra de valor histórico y de identidad nacional vio la luz el 25 de junio de 1908. En la última década, el número de usuarios del ferrocarril ha ido en descenso y la empresa se volvió poco rentable.
En 2018, el gobierno del presidente Lenin Moreno anunció su fusión con la empresa de Centros de Alto Rendimiento (CEAR), para conformar la Empresa Pública de Promoción y Desarrollo Turístico. Pero esto no llegó a cumplirse.
Dos años después -el 20 de mayo de 2020- Moreno decidió finalmente -vía Decreto Ejecutivo- que esta empresa pública, al igual que otros nueve entes estatales deben desaparecer. Estos cierres son parte de las medidas para enfrentar la crisis económica por la emergencia sanitaria derivada por el Covid-19. Los activos y pasivos de Ferrocarriles del Ecuador luego de la liquidación, en 180 días, pasarán a manos del Ministerio de Turismo.
¿Quién es responsable de su desaparición?
Marcelo Tapia, maquinista ferroviario responsabiliza a las administraciones de turno por la debacle: “Hubo falta de compromiso; desgraciadamente esta administración no fue óptima y no logró canalizar los recursos adecuadamente para solventar las necesidades”, dijo en una entrevista con BUEN VIAJE.
“¿Por qué el Ministerio de Turismo no emprende en acciones judiciales para corregir estas anormalidades administrativas y que los responsables del déficit sean separados de la institución? ¿Por qué no hubo una auditoria para investigar los sobreprecios en los contratos?”, cuestionó Tapia, funcionario de la estatal desde hace más de 11 años.
“Para lo único que sirvió la empresa, utilizando los recursos del Estado a pretexto de la rehabilitación del tren patrimonio del Ecuador, fue para beneficios personales de las administraciones políticas designadas por los últimos dos gobiernos”, afirmó Tapia.
Propuestas que no se atendieron
Hace varios meses, los trabajadores ferroviarios plantearon al régimen que se agiliten mecanismos que permitan que el tren se convierta en transporte de carga de mercancías en alianza con la empresa privada y se habiliten la rutas que permanecen averiadas en los tramos del norte del país en el sector de San Roque (ruta Otavalo-Ibarra), y en el sur en la zona de la parroquia Urbina (Riobamba). Según Marcelo Tapia, el Gobierno no atendió estas sugerencias, ni el criterio de los trabajadores.
Servicios hasta 2015
La empresa prestó sus servicios de transporte de pasajeros nacionales e internacionales hasta 2015. “Desde entonces el porcentaje de prestación empezó a bajar; solo hasta cuando hubo la bonanza petrolera se permitió que el tren brinde el servicio al 100%. Una vez que el precio del petróleo y los presupuestos comenzaron a bajar, el Estado disminuyó los aportes a las empresas públicas, y la estatal de ferrocarriles no fue la excepción. La falta de recursos causó recorte de presupuestos; entre ellos a la prestadora de servicios de seguridad y guardianía”.
Desde el 22 de marzo de este año, a raíz del estallido por la pandemia, los trabajadores del Comité de Empresa (161 amparados en el Código de Trabajo, y 40 de nombramiento provisional), se encargan del servicio de vigilancia de las instalaciones de ferrocarriles del Ecuador.
Estos servidores públicos están distribuidos en cuatro filiales: en el norte del país (ruta Quito, Ibarra, San Lorenzo); en el centro (ruta Quito-Ambato); sur (Ambato-Riobamba); y litoral (Bucay-Durán).
Los últimos viajes
En los últimos años de funcionamiento, el Tren Crucero y el Tren Crucero Gold trasladaron alrededor de 114.838 pasajeros. Además, por sus características como coche bar y una terraza al aire libre, el Tren Crucero fue reconocido por World Travel Awards (WTA) por cuatro años consecutivos como el Mejor tren de lujo de Sudamérica. El pasaje para adultos era de USD 39; y niños, tercera edad y con discapacidad, USD 29.