22 de febrero 2021 9:00 por: Francisco Celi
BV 145 – Febrero/Marzo 2021 • Huaquillas
Como en toda frontera, el contrabando es el generador de buena parte de la economía local. En la zona fronteriza de El Oro y Tumbes, ese tráfico comercial involucra a los hidrocarburos cuyo precio siempre es más elevado en Perú, sea por desabastecimiento o a causa de la flotación de precios.
La demanda constante en el lado peruano alienta a comerciantes ecuatorianos para establecer redes de venta de diésel, principalmente, y de gas de uso doméstico o gasolina, en menor cantidad. El ejemplo del diésel es ilustrativo: el galón cuesta 11,8 soles (USD 3,20) frente a 1,33 dólares en Ecuador. Como producto del contrabando, en Aguas Verdes pagan a solo USD 1,70 el galón de diésel ecuatoriano.
Pero desde hace un año el tráfico de combustibles en el tramo de frontera que comparten el cantón Huaquillas y la provincia peruana de Zarumilla, a la que pertenece el distrito de Aguas Verdes; ya no es exclusividad de peruanos y ecuatorianos, pues los extranjeros entraron al negocio y fuerte. Eso generó enfrentamientos violentos con cantidad de muertos y heridos en los últimos seis meses. Todo por el control de los pasos clandestinos a través del canal internacional.
Rutas de tráfico que todos conocen.
En todas las ruedas de prensa, autoridades civiles, policiales y militares coinciden en que “todos sabemos por dónde se fuga el combustible”. Los comunicadores locales lo dicen abiertamente: por mar desde Hualtaco, al menudeo por el canal internacional y por el CEBAF del eje vial 1.
El empresario Olger Encarnación, dirigente de los transportistas del Sur, ha denunciado públicamente a los conductores de origen peruano por el tráfico de combustibles, especialmente de diésel. Se ratifica en que los traileros del sur, con dos tanques de 250 galones en sus unidades, al momento de regresar a su país, los llevan repletos. “Pasan por el CEBAF y todos lo saben”, precisa.
Dumani Salazar, periodista arenillense, cuenta que las redes de tráfico de combustible, sea al menudeo por el canal internacional o en grandes volúmenes por el CEBAL o Hualtaco, para poder operar casi libremente, de hecho, cuentan con la complicidad de quienes deberían hacer cumplir la ley y poner mano dura.
Una información contrastada da cuenta que la ruta marítima por Hualtaco genera grandes ganancias a quienes comercian diésel. Para el pescador Roberto R., solo es cuestión de fijarse en los cupos que reciben los empresarios camaroneros. Se comprobó que cada camaronero recibe un cupo de 2000 galones mensuales de diésel. En el sur del archipiélago de Jambelí trabajan más de 200 camaroneros agremiados e informales. El caso raro es que, todos retiran su cupo de combustible; pero no todos producen camarón. Haga usted los cálculos para darse cuante del monto tremendo de perjuicio que sufrimos en el país que continua subsidiando a los contrabandistas.