20 de julio 2020 6:00 por: Jorge Ricardo Cornejo
Esmeraldas
El drama que viven los conductores del país es desolador y con poca oportunidad de trabajo en todas las modalidades del transporte. Los que llevan la peor parte son los que en su gran mayoría se han acostumbrado a vivir a diario, del trabajo por fletes, vueltas o viajes. Esta realidad conlleva que los choferes profesionales, hoy por hoy, vivan un golpe por partida doble: el virus y el desempleo.
Más del 80% de los choferes profesionales trabaja sin un contrato de empleo o sueldo fijo. En muchas ocasiones se establece un pacto entre conductores y dueños de las unidades, por tal motivo se vuelve en un contrato verbal y un empleo informal.
En estos tiempos de pandemia, varias operadoras han realizado donaciones y colectas entre los socios para ayudar a sus choferes con este descanso obligado. Sin embargo, no todos los choferes han corrido con tal suerte, muchos se encuentran desamparados y enfrentando problemas económicos serios. Hoy, piden a sus empleadores que se acuerden de ellos no regalándoles sino con un préstamo emergente de algún dinero para continuar esperando. Ese préstamo luego irán pagando con su trabajo. Se quejan que a muchos ya los han despedido “por fuerza mayor” sin que se hayan enterado. No tienen representantes ni organizaciones sólidas por lo cual parecen invisibles.
Las autoridades han tenido diálogos con dirigentes de la transportación y han llegado a acuerdos para prolongar pago de deudas, no cobro de intereses y arreglos con bancos y casas financieras, pero nadie se ha ocupado de la estabilidad de los conductores profesionales del país que en su gran mayoría apelan a la sensibilidad de los dueños de las unidades quienes, ocasionalmente, los contratan de forma verbal para manejar sus unidades que hoy en día han tenido que paralizar en su mayoría.
Es esta emergencia sanitaria la que deja en evidencia que debe haber un cambio en la contratación de los conductores, ya que ante una emergencia o paralización del trabajo por casos fortuitos, quedan desamparados y sin un fondo económico que los respalde.
En cuanto a la salud, la misma emergencia sanitaria ha expuesto varios casos de choferes que han muerto por Covid-19 sin tener seguro social o asistencia médica pagada, han perecido y son sus compañeros y algunos dueños de la unidad quienes se hacen cargo de los gastos funerarios.