24 de agosto 2024 9:00 por: Luis Ruiz
BV 166 Agosto-Septiembre 2024 • Guayaquil
La animadversión hacia la tarea que cumple alguien, a veces sobrepasa los límites de la cordura. Cuando la ira doblega la razón, el resultado puede ser fatídico como atentar contra la vida de otra persona.
El pasado julio, los uniformes de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) se tiñeron de sangre cuando en varios ataques en el país, fallecieron tres de sus integrantes. El 5 de julio, el vigilante motorizado Alex Zajia fue muerto en un ataque armado en el peaje El Garrido, en El Guabo (El Oro). El agente cumplía su turno cuando desde una camioneta le dispararon en la cabeza y murió al instante. Mientras el 26 de julio, los agentes José Peñafiel y José Pilaló fueron atacados en los exteriores de la Unidad de Control de Tránsito de Posorja, parroquia rural de Guayaquil; Pilaló murió. Hasta el cierre de esta edición (agosto 5, 2024), Peñafiel tenía con pronóstico reservado. En Quevedo, un agente de tránsito que se movilizaba en su vehículo junto a su hermano, falleció tras recibir un disparo el 7 de julio, en el Parque La Perla.
En crudas imágenes de estos hechos se observa a varios ciudadanos tratando de socorrer a los heridos; pero también a otros que exclaman con desdén “bien hecho”.
Con consideración y aprecio en este reportaje llamamos a la calma a nuestros lectores, que día a día recorren los caminos nacionales y se exponen a lidiar con los de la CTE que pueden o no tener la razón. En esa situación lo que prima es saldar las situaciones con respeto y tranquilidad.