21 de octubre 2023 9:00 por: Ana Maria Moncayo
BV 161 octubre-noviembre 2023 • Quito
La carretera Alóag – Santo Domingo es una de las más importantes del Ecuador. Es la principal ruta para quienes viajan desde Quito a Guayaquil (o quienes van desde la Sierra hacia la Costa) y viceversa. Tiene una extensión de 101 kilómetros de los cuales 72.5 están en Pichincha y 28.5 en Santo Domingo de los Tsáchilas; soporta un tráfico diario de aproximadamente 12.500 vehículos, de los cuales el 45% son de carga pesada.
Su construcción inició en 1925. Para 1935 se había alcanzado el kilómetro 62 y se estudiaba el paso por el río Toachi. En ese lugar se construyó un puente de madera que sería reemplazado por uno de concreto en 1946. En 1937 se alcanzó el kilómetro 78 y el camino -que tenía entre 3 y 6 metros de ancho- ya permitía el tránsito de vehículos. Hasta esa fecha la construcción fue sin maquinaria, solo con trabajo humano y dinamita. Recién en 1939 se adquirieron equipos camineros.
El 4 de septiembre de 1939 llegó el primer vehículo automotor a Santo Domingo de los Colorados, después de una “lucha abierta con la naturaleza”, tal como lo describen los estudiosos. Sin embargo, esta vía todavía estaba lejos de ser una carretera de calidad.
En 1942 se creó la Junta de la Carretera Quito – Santo Domingo – Quinindé – Esmeraldas, que se encargaría del mantenimiento de la sección carrozable y de herradura de la vía.
La Alóag – Santo Domingo, tal como la conocemos hoy, se inauguró hace 60 años. Fue un proyecto del Ministerio de Obras Públicas que contrató a Antonio Granda Centeno para su ejecución. Desde entonces, se constituyó en una carretera estratégica y de importancia nacional por varios motivos: 1) Une a la Sierra con la Costa; 2) Se conecta con la vía Panamericana; y, 3) Es una vía de amplio potencial económico.
Quienes hemos recorrido esta vía conocemos de su impresionante topografía. Se viaja con la peña a un lado y el abismo al otro. Al avanzar nos cruzamos con cascadas, pueblos, asentamientos humanos e incluso con la imponente escultura del Diablo de Tandapi. Justamente debido a su excepcional paisaje y difícil geografía es una vía peligrosa. Los deslizamientos, derrumbes y curvas hacen de la Alóag – Santo Domingo una carretera sólo para expertos.
Si a la peligrosa geografía le sumamos la falta de mantenimiento que ocasiona baches, socavones, cierre de tramos y una señalización deficiente, nos encontramos con una vía que a pesar de ser una de las más importantes y de mayor circulación del Ecuador, las autoridades no le dan el mantenimiento, cuidado, ni importancia que se merece. Está descuidada pese a que se paga dos peajes y hasta a los pichinchanos nos cobran un impuesto extra que dice la Prefectura de Pichincha es para mantener las carreteras de la provincia.