15 de junio 2020 9:00 por: Maritza Guevara
Edición 141 - Junio 2020 • Santo Domingo
Mientras la mayoría de los niños de su edad jugaban con carritos de juguete, Darwin Chica V. lo hacía con camiones de verdad. A los 10 años se interesó por conducir camiones y aprendió de su padre, Tomas Chica, quien ya era chofer profesional.
“Lo llevamos en la sangre. Es una pasión. Esta profesión es sacrificada ya que se pasa mucho tiempo fuera de casa y poco con la familia, pero así mismo es un trabajo que requiere estar concentrado y ser verdaderamente profesional. Un error puede costar hasta la vida”, relató Darwin.
En la actualidad, Darwin es dueño de su propio camión y es comerciante de productos de la Costa. Desde hace ocho años cuenta con su licencia profesional, y no es el único ya que más de su padre y su hermano menor Luis, también son choferes profesionales.
Una de las situaciones que lo entristece son los siniestros de tránsito y los fallecidos. Considera que, en la mayoría de las veces, los desastres se dan por la imprudencia de quienes conducen.
Darwin asegura que no se imagina trabajando en otro oficio que no sea estar detrás de un volante y que lo hará hasta que Dios le brinde salud y vida.